Alfombra Boucherouite

Diseño libre y salvaje

 
 
 

Hoy os queremos contar la historia del origen y el trabajo de las alfombras boucherouite o boucharouite. Unos tejidos manuales que durante años han sido menospreciados al ser valorados por su material y no por su valor estético.

 
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Alfombra Boucherouite

(Museo de la Boucharouite, Marrakech)

Se realizan con restos de ropa vieja que las mujeres bereber acumulan y que en la mayoría de los casos ya están totalmente en desuso. Son las mujeres de los pueblos, las que exclusivamente realizan estas alfombras. A diferencia de otro tipo de tapices y alfombras, las Boucherouite son producto de la mente y creatividad de cada tejedora o grupo e tejedoras. No siguen normas, son anárquicas y reflejan el estado de ánimo y los pensamientos de cada mujer. Son libres, son salvajes.

 

Las mujeres bereber tejen sus alfombras intuitivamente, no siguen patrones estéticos ni de escritura ( la mayoría no saben leer ni escribir). Su objetivo es transmitir sentimiento y vida pero también historias de su vida cotidiana. A través de la geometría y los colores, las mujeres han ido creado su propia simbología, con motivos que se repiten en muchas de estas alfombras.

 
 
 

El triángulo puede representar la fecundación o un ojo protector contra las fuerzas malignas; el rectángulo hace referencia a la tierra mientras que las líneas en zigzag, hablan de los hombres y del agua. Los colores son también importantes en estas alfombras ( amarillo para el hombre, rojo para la mujer, azul para el amor, el verde para el oasis y el paraíso y el blanco para el luto).

 

La utilización de ropa vieja o materiales reciclados han favorecido su extensión por los tierras de Marruecos. Pero el uso de estos materiales y no de la lana ( más costosa y difícil de conseguir) también las condenó al olvido y al menosprecio por parte de los hombres y comerciantes. Son las alfombras de los pobres. Pobres pero orgullosas, porque estas mujeres se sienten muy satisfechas de su trabajo en el telar.

El valor estético llega de la mano de los europeos. Son ellos los que ven en estas piezas una obra de arte casi abstracta y en los años 80 empiezan a inundar las tiendas más chic de Europa, convirtiendo a las boucherouite en un objeto de deseo para los más excéntricos.

 
 
 

Las alfombras boucherouite que se están tejiendo en la actualidad no suelen tener gran calidad, porque se hacen para vender, son de mala calidad y no tienen valor estético ni simbólico. Son a mi parecer, souvenirs para incautos.

No puedo cerrar este pequeño artículo sin mostraros el único museo del mundo que existe dedicado a esos tapices. Lo descubrí hace unos años en uno de mis saltos a la ciudad de Marrakech. Precioso, pensado por un amante de Marruecos y su cultura. Os he recuperado un vídeo para que lo conozcáis.

 
 

 
 

p.d.: Las alfombras boucherouite no son jarapas. Tantas y tantas veces entran personas a Simply Rickshaw diciendo que estas alfombras son como las jarapas españolas y, aunque en ambas de utilizan tejidos reciclados, ni el telar, ni la técnica, ni el porqué es el mismo. Son dos tejidos artesanos diferentes, de gran valor cultural, que debemos no confundir.